Hace unos días tuve la suerte de poder leer uno de esos libros que casi tiene la edad de mis padres, siendo benévolo con mis padres, y que de casualidad te encuentras en el rastro de Madrid.
Este libro, editado en el año 1977 en la ya extinta URSS por una editorial española de exiliados, pertenecía a una colección (que creo que nunca reuniré, pero que si lo hiciera ya podría alardear de tener un tesoro bibliográfico) en la que se intentaba explicar a la militancia hispanohablante los dogmas más importantes del marxismo y de sus mayores precursores, en este caso de Lenin.
En este libro se exponen las líneas de pensamiento de Lenin en torno a la cuestión religiosa a lo largo del tiempo, recoge artículos, conferencias y algunas explicaciones en torno a este tema entre los años 1910-1920, incluyendo varios discursos que dio en los congresos tanto del Partido Comunista como en la Unión de Juventudes Comunistas.
En estos textos se repite una idea que a mi juicio es primordial, y es que el movimiento comunista debe atraer a las masas para imposibilitar que estas se vean atraídas por la religión. Por otra parte, y no menos importante, destaca que la cuestión religiosa debe ser algo privado, es decir, que no se deba promover por parte del estado, como se hacía en muchos países, entre ellos España y Rusia.
En cuanto a las acciones que debían tomar los comunistas, Lenin propone un tratamiento pragmático del tema, poniendo como ejemplo la cuestión huelguística, pues Lenin considera que la unión de los obreros en favor de unas mejores condiciones materiales debe dejar a un margen cuestiones religiosas.
El ataque a la religión para Lenin no es pragmático ni útil a la revolución, pues al final considera que un ataque frontal a la religión no hará más que sumar adeptos a esta, mientras que si se instruye al pueblo, se le dota de un escudo intelectual y cultural, este sabrá deshacerse de ese grillete.
Lenin también comenta en otros escritos la importancia de la juventud en todo el proceso revolucionario, pues considera que en el momento en el que habla, la revolución no va a poder completarse, sin embargo, pudiera hacerse si las generaciones venideras se encargan de esa tarea revolucionaria.
En cuestiones como la educación, la formación de las mujeres o la emancipación de la clase trabajadora, la juventud es especialmente importante, al igual que lo es en la lucha contra lo que Lenin considera el opio del pueblo, la religión.
Junto con su crítica al imperialismo como fase superior del capitalismo estos textos sobre la cuestión religiosa me han parecido muy interesantes e ilustrativos. Si quieres leer más de historia contemporánea, puedes hacer clic aquí.