La mitología maya en un libro: Popol Vuh

En el artículo de hoy hablaremos sobre el Popol Vuh, el libro básico de la mitología Maya, concretamente de los Quiché, el pueblo más numeroso de esta etnia. Este libro recoge los mitos fundacionales y sitúa al ser humano en torno en el mundo en torno a las divinidades.

El Popol Vuh fue redactado por el fraile Fray Francisco Ximénez a partir de los mitos y leyendas que le fueron transmitiendo los nativos, este fraile es franciscano, esto es importante puesto que fueron estos quienes persiguieron las religiones antiguas en esta zona, por lo que este libro pudo tener la intención de recopilar información para luego actuar en consecuencia, por lo que podría no ser considerado un documento historiográfico totalmente válido, aunque si es una aproximación.

Este libro no tiene influencia cristiana, ya que por ejemplo no se recoge que los hombres vayan a un cielo o a un inframundo, autores como Miguel rivera exponen que las influencias cristianas en el texto son escasas e insustanciales.

El tema fundamental del Popol Vuh es el descenso de los dioses hermanos, Hunahpu y Ixbalqué al inframundo con el objetivo de conseguir la capacidad de regenerarse y vencer a la muerte. Este libro también nos habla del nacimiento del sol, de cómo se crea el tiempo y las sociedades.

El libro consta de cuatro partes, la primera de ellas nos narra como Tepeu y Gugumatz se ponen de acuerdo para crear al hombre, aunque antes de eso crean la naturaleza y la vida. El hombre aparece como un ser que debe adorar a los dioses por ser sus creadores.

La creación de ser humano les lleva varios intentos. A priori, intentan hacer que los animales articulen palabras, cuando no lo consiguen hacer, los mandan destruir.

En un segundo intento, se intenta crear al hombre a partir de barro, aunque este se deshace, además de no contar ni con corazón ni con alma, también intentan hacerlos de madera, sin éxito alguno.

Por último, intentan que sean los monos quienes les adoren, al no conseguirlo, destruyen el mundo y lo vuelven a crear de cero, sucesivas veces. Otro echo importante es la creación del sol, que va a surgir de la derrota de Vucub Caquix, ser que hasta el momento se autoproclamaba como sol y luna para los hombres.

La segunda y tercera parte realmente son las más interesantes, por que es en las que Hunaphu e Ixbalanqué vencen a unos caudillos que solo traían desgracias a los hombres, después de su victoria se van a convertir en el sol y la luna de la cuarta generación (el cuarto intento por crear el mundo).

Ixquic se refugiará en la tierra, donde dará a luz a dos hermanos gemelos, los cuales, al igual que había hecho su padre anteriormente, bajarán al reino interior para jugar a la pelota. Los hermanos, después de haber cogido los instrumentos, bajaron al Xibalbá.

El juego de la pelota en el mundo maya estaba relacionado con la fecundidad, además de la creación del sol. Este se practicaba entre dos taludes, el campo estaba hundido respecto a los terrenos de alrededor. Pese a que podría ser considerado por los cristianos un espacio de muerte, los mayas consideran que la sangre representaba la vida y la fecundidad.

Volviendo a la historia, los jefes del Xibalba, este reino inferior, llaman a Hunahpu y Ixbalanqué para jugar a la pelota. En el camino a este reino inferior van a dar con un mosquito que tiene el privilegio de vivir de la sangre humana, el insecto se dirigió a los lideres y los picó, obteniendo el nombre de estos.

Cuando los hermanos llegaron al Xibalbá atravesaron varias pruebas, la primera en la casa oscura, después en la casa de las navajas, la de los jaguares y finalmente la casa de los murciélagos y el fuego. En todas esas pruebas, los jefes intentan matar a los hermanos de diferentes maneras.

Al no tener más opciones, los señores del Xibalbá van a arrojar al fuego a los hermanos, sus huesos fueron molidos y lanzados al río, lo cual parece el final de la historia, aunque en realidad significaba la regeneración. El agua sería equivalente a la sangre. Pese a morir quemados, los hermanos renacen en forma de hombre pez.

Tras esa regeneración, derrotan a los jefes en el juego mágico de la pelota.

En la última parte se nos habla de la creación de los hombres, que fue tarea de Tepeu y Gugumat, pues al final los formaron a partir de maíz amarillo y blanco, qué formará la carne de estos. Finalmente los hicieron con la capacidad de adorarlos.

También se habla de los sacrificios que tienen que hacer los hombres a los dioses para conseguir sus favores. Estos no solo se van a hacer en los rituales, sino que también se hacían para responder a los malos augurios, es decir, para apaciguar a los dioses.

Bibliografía:

Dorado, Rivera, M (1986): La religión Maya, Madrid, Alianza editorial.

Dorado, Rivera, M. (2008) Popol Vuh: Relato maya del origen del mundo y de la vida, Madrid, Trotta.

Revilla, F. (2000) ¿Resolución de un problema? El juego de la pelota mesoamericano, Goya, 277-288, p. 258-266.

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