Una de las características de la Hispania Romana fue la burocracia que se establecía para obtener un control del territorio efectivo. Las administraciones fueron cambiando o siendo suprimidas con el paso del tiempo, aunque algunas como los senados provinciales o los Comitia se mantuvieron durante la República y posteriormente durante el Imperio.
La ciudad fue el centro fundamental donde se desarrollaron dichas magistraturas, estas permitían que cualquier organización que tuvieran los conquistados quedaran anulados o modificadas en gran medida.
La cuestión que hay que plantearse es, ¿Cómo estos cargos pudieron organizar la vida no solo de las ciudades y de los territorios agrarios a partir de diversos edictos?. El hecho de que una fuerza política que se afianza en el mediterráneo ya en el siglo I a.C. pueda articular un entramado burocrático que controlara grandes extensiones de terreno y consiguiera extender su influencia sobre ellos parece un hecho más relacionado con cualquier estado moderno o contemporáneo.
El periodo de la República se plantea como una etapa en la cual los cargos militares tienen el control de las provincias, estos por lo general fueron los pretores, aunque también se designó en momentos determinados a cónsules. Los pretores tuvieron un cargo anual, sin embargo, este periodo de tiempo podía ampliarse. Los cuestores se encargaron de los aspectos económicos de la provincia, por lo que estos tuvieron mayor influencia sobre la organización del territorio.
La burocratización del estado romano surgió en un momento de gran expansión e influencia, mientras que en los primeros momentos de la expansión Roma tenía menos funcionarios que la Atenas del siglo V a.C., la cual controlaba una fracción de terreno muy inferior a la romana.
Durante el final de la etapa republicana observamos como debido a esa expansión tan rápida y a los sucesivos levantamientos, las administraciones perdieron funciones, mientras que las magistraturas provinciales y estatales sufrieron un aumento en cuanto a su duración. Otro ejemplo claro de la pérdida de funciones, de la elección de los cargos no debido a logos o a su capacidad sino a su influencia política fue la época del Bajo Imperio, momento de luchas políticas e invasiones dentro del imperio.
En las provincias como Baética tenemos diversos tipos de aristocracia, una más ciudadana que ostentó cargos más relevantes en el gobierno provincial, mientras que en los municipios que gozaban de las Leges se formó una aristocracia local, que irradiaba el poder romano en los territorios vinculados al campo, esta en muchos casos estaba formada por integrantes del ejército.
La política expansionista trajo consigo la repartición de tierras entre los soldados ya licenciados, aunque estos no formarían parte de los cargos municipales, sino que estos estuvieron reservados a los pretores y a los centuriones en mayor medida.
Uno de los aspectos más interesantes del estudio de esta aristocracia o élites municipales es la autorregulación de la misma, existía una designación por los propios cargos de quienes debían ocupar las vacantes, en muchos casos la endogamia fue determinante para su conservación.
La autorregulación no fue suficiente puesto que para optar a diversos cargos no era suficiente la ciudadanía o la simpatía de las élites, sino que tenían que poseer un número determinado de riquezas que en muchos casos eran propiedades para optar a cualquier cargo. El desempeño de un cargo, aunque proporcionaba un gran prestigio, también suponía unos grandes desembolsos de dinero en actos públicos.
La huella romana en la organización del territorio y sus benes se ve claramente en la disposición que hacen en algunos casos sus élites sobre productos mineros o de las instalaciones aledañas a ellos. Por supuesto las élites provinciales determinaban en gran medida junto con el gobierno central que productos salían y cuales entraban, intentando aumentar la rentabilidad de aquellos edificios públicos que tenía el gobierno central en la región.
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Bibliografía:
- González, J. (1994). Roma y las Provincias: Realidad y administrativa e ideología imperial, Ediciones Clasicas, Madrid.
- Roldán Hervás, J., & Wulff Alonso, F. (2001). Citerior y ulterior las provincias romanas de Hispania en la era republicana (Fundamentos (Ediciones Istmo) 179). Tres Cantos (Madrid): Istmo.
- Gil García, Olga. (2012). La temporalidad de los cargos públicos en la Roma republicana: Motivo de reflexión. RIDROM: Revista Internacional De Derecho Romano, (9), 341-377.