Pocos libros autobiográficos son tan esclarecedores como el de Arturo Barea. Nuestro autor nació en 1897, un tiempo oscuro para un imperio español moribundo.
Arturo Barea fue un hombre hecho a si mismo, hijo de una lavandera y con una historia familiar complicada, llegó a ser el responsable de censura de la prensa extranjera para el bando republicano durante la guerra civil española. Tras el fin de la contienda, se exilió a Inglaterra, donde permanecería hasta su muerte en 1957.
En esta obra Arturo Barea nos relata su infancia y adolescencia, como el lo define, el camino hacia ser un hombre. Una de las virtudes de esta obra es su carácter transversal, pues a través de anécdotas personales y de los personajes que tiene alrededor, podemos ver una radiografía de la España de principios de siglo XX.
Nuestro autor, valiéndose de la historia de su familia, nos habla de las personas, sus oficios, su modo de vida y sus aspiraciones. La vida en los pueblos aledaños a Madrid, como es el caso de Brunete es relatada con gran precisión hablando de las comunicaciones con la capital, de las costumbres y de las vivencias familiares en torno al pueblo.
Respecto a Madrid, habla ya no solo de su experiencia personal en un colegio de curas, sino de la división social de los alumnos, el trato que tienen entre ellos y las aspiraciones del propio Arturo Barea.
Podemos afirmar que Arturo Barea es una persona hecha a si misma, pues con la oportunidad de estudiar, oportunidad que no tenía todo el mundo y que, en el caso de nuestro autor, le es proporcionada por sus tíos, consigue ascender en la escala social, hasta convertirse primero en el empleado de una tienda y después a empleado de banco.
Respecto a la educación, Arturo Barea describe en su libro el poder de la educación, la falta de oportunidades de los obreros e incluso destaca algunos proyectos de la época para que estos pudieran acceder a la cultura a bajos precios.
Por otra parte, la religión es lo que impregna la educación de los españoles. Es el estamento eclesiástico el que tiene el control sobre la educación y sobre las oportunidades de los jóvenes a los que, en muchos casos, recomiendan, en caso de ser buenos estudiantes.
Durante esta etapa Arturo Barea va recorriendo el camino hacia el hombre, dándose cuenta de su situación y posición en el mundo, definiendo sus objetivos vitales y tomando conciencia de clase.
Su experiencia tanto en la tienda de tocados como en el banco le hacen darse cuenta de lo perverso que puede ser el mundo en ocasiones y de lo que puede hacer el hombre para cambiar su situación, en su caso afiliarse a la UGT para participar en protestas con el fin de mejorar sus condiciones laborales.
En esta obra, el propio Arturo Barea reflexiona sobre que es ser un obrero y sobre el obrerismo, además de las dificultades laborales derivadas de pertenecer a un sindicato en España por aquellos años.
Por último, me gustaría hacer una pequeña reflexión. Arturo Barea está contando su historia, sin embargo, parece que está contando la de nuestros abuelos, ya que, en muchos casos, al igual que el autor, tuvieron que emigrar a Madrid para buscar una vida mejor. Es posible incluso que, en el contexto en el que vivimos, sigue contando la historia de miles de jóvenes que hoy, dejan sus hogares para ir a las grandes ciudades, con la esperanza de una vida digna.
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