Hace unos meses estuve leyendo sobre la historia de la descolonización en la región de El Sahel y sus consecuencias. Probablemente, de entre los personajes históricos de la región, Thomas Sankara es la figura más importante de la revolución y del pensamiento anticolonial en Burkina Faso.
Thomas Sankara (1949-1987) fue un líder revolucionario carismático que gobernó Burkina Faso entre 1983 y 1987. Nacido en Yako, antigua colonia denominada Alto Volta, se formó como militar y pronto destacó por su compromiso con la justicia social y el panafricanismo.
El personaje de Thomas Sankara comienza a formarse en el momento en el que asciende rápidamente en el estamento militar, paralelamente se relacionó con activistas y políticos de índole izquierdista, formándose en el marxismo y en regímenes como la joven revolución cubana.
Las malas condiciones del pueblo burkinés, así como los problemas estructurales que asolaban el país, llevaron a Thomas Sankara junto con sus compañeros a conspirar contra el gobierno, formado por las clases pudientes y pequeña burguesía nacional.
En 1983, Thomas Sankara lideró un golpe de estado, apoyado por buena parte de los estamentos militares, además de con gran apoyo popular. Entre los motivos del golpe estuvieron la necesidad de combatir la corrupción y la dependencia colonial. Cambió el nombre del país a Burkina Faso, cuyo significado es «la tierra de los hombres íntegros».
Thomas Sankara pronto se convirtió en uno de los lideres revolucionarios más importantes de toda África por rechazar toda ayuda colonial e injerencias por parte de las antiguas metrópolis.
Su ideología se basó en el anticolonialismo y panafricanismo, sin embargo, las ideas del Marxismo-Leninismo estuvieron siempre presentes en sus acciones y reformas. Todas las reformas estaban orientadas a que Burkina Faso pudiera consumir lo que producía, comerciando solo cuando fuera necesario y siempre desde la igualdad con el resto de naciones.
Thomas Sankara implementó un programa radical de reformas sociales, económicas y culturales, que incluyó la redistribución de tierras, campañas de alfabetización, vacunación masiva y la promoción de los derechos de las mujeres.
Su gobierno supuso un rechazo frontal a cualquier tipo de ayuda extranjera, priorizando la autosuficiencia económica y rechazando la ayuda extranjera que perpetuaba la dependencia. Esta era considerada por los revolucionarios como un yugo que oprimía a la clase trabajadora, por lo que debían desprenderse de ella.
Aunque admirado por su visión y principios, Sankara también enfrentó críticas por su estilo autoritario y la represión de la oposición. La revolución tuvo que enfrentarse a las injerencias de potencias extranjeras como Francia, a la oposición frontal de la burguesía y de las élites que gobernaban el país desde su independencia, además del sector más conservador del ejército.
En 1987, fue asesinado en un golpe de estado liderado por su antiguo compañero de armas Blaise Compaoré, que tras asesinar a Sankara, revirtió todas las reformas y restableció a las élites. Este régimen fue depuesto en 2014 y juzgado en 2023 por el asesinato del líder revolucionario, condenado a cadena perpetua.
A pesar de su corta vida y mandato, Thomas Sankara dejó un legado duradero como símbolo de lucha contra la opresión y la injusticia en África.
En cuanto a sus discursos, estos versan sobre los temas más importantes de su mandato, siendo la ordenación política del Alto Volta, los discursos anticoloniales y otros como la liberación de la mujer como los temas principales.
Thomas Sankara tuvo el objetivo de crear una economía planificada, libre de la explotación y dominación de las antiguas potencias coloniales. La tarea más ardua, para el revolucionario, es la de edificar el país tras décadas de dominación extranjera, teniendo en cuenta que Burkina Faso era un país (y sigue siéndolo) eminentemente rural. Las exportaciones e importaciones, debido a su desequilibrio, son consideradas por Sankara como otro factor de dependencia, es por ello por lo que propone reformas destinadas a cambiar radicalmente de modelo, convirtiendo a Burkina Faso en un país totalmente autosuficiente, o por lo menos dependiente de otros.
Thomas Sankara resalta, cuando habla de la revolución y de los primeros efectos de las reformas, la reordenación de clases que hubo en el país desde su independencia, donde la pequeña burguesía se hizo con el poder de todos los sectores productivos, anulando la lucha de los sindicatos y de cualquier formación política revolucionaria.
Más allá de las reformas, el objetivo de Sankara fue la lucha por la emancipación de la mujer, a la que consideraba igual al hombre, impulsando su alfabetización e inclusión en todos los sectores productivos, solo así se lograría una integración efectiva y un igualitarismo eficaz.
El análisis de Thomas Sankara siempre es desde el marxismo y el materialismo dialéctico, pues considera que la mujer, como la clase trabajadora, esta doblemente oprimida, primero por su carácter de sujeto explotado, luego por su rol social y la opresión de los hombres.