Sociedad en Al-Andalus

En el artículo de hoy vamos a tratar los aspectos más relevantes de la sociedad de Al-Ándalus, sí bien la mayoría de temas que vamos a tratar se generan durante la primera época correspondiente al Emirato de Córdoba (756-929 d.C.), varios de ellos perduran durante el periodo califal (929-1031 d.C.) y más allá.

Primero de todo tenemos que entender que desde el 711 d.C. hasta aproximadamente 756 d.C. tenemos un periodo convulso en el que se desarrollan y articulan las nuevas formas de poder que van a dominar la península ibérica durante siglos. Con la llegada de los musulmanes se establece una organización que en mayor o menor medida bebe de formulas hispano-visigodas, árabes y norteafricanas.

El modelo del Emirato se organiza entorno a las ciudades principalmente, aunque a la arqueología medieval aun le queda mucho por investigar sobre el mundo rural del periodo. La sociedad estará marcada por el poder económico y la procedencia étnica y religiosa.

Población

En el siglo VIII se aproxima el total de la población peninsular en torno a los 4 millones de habitantes, evidentemente la mayoría de origen hispano. La inmigración a la península en las primeras décadas se da en tres pequeñas oleadas. La primera corresponde a la expedición de Tariq de 711 d.C. que llega en auxilio de uno de los bandos de un conflicto interno del Reino Visigodo. Con Tariq vienen alrededor de 12.000 bereberes, no todos ellos musulmanes porque hemos de recordar que el Norte de África ha sido islamizado apenas unas décadas antes, a finales del siglo VII.
La segunda oleada corresponde a la de Musa, gobernador musulmán de Ifriquiya (demarcación territorial musulmana del Norte de África) llegó a la península una vez Tariq se asentó en el sur y aseguró la zona. Con Musa vendrían alrededor de 18.000 hombres en 712 d.C. en su mayoría de origen árabe, población que llevaba tiempo islamizada y en un alto escalafón social precisamente por este hecho.
Por último tenemos la tercera oleada décadas después, en el 741, cuando el poder musulmán ya se había asentado frente al antiguo Reino Visigodo y se estaban abriendo los conflictos con los francos al norte de los Pirineos. Esta última expedición contendría alrededor de 10.000 hombres de origen sirio.

jardines andalusies
jardines andalusies

Tras estas tres corrientes, a mediados del siglo VIII podríamos estimar que la población extranjera islámica en la península rondaría los 60.000 habitantes, teniendo en cuenta que muchos de estos hombres que llegaron en estas tres oleadas, una vez asentados, traerían a sus familias consigo.
Sí comparamos estos números con los aproximadamente 4 millones de habitantes de la península podemos observar que la proporción de musulmanes era más bien pequeña, sin embargo, durante el siglo X sobre el 80% de la población de Al-Ándalus profesaba la fe musulmana a través de la conversión al Islam. Se concentraba principalmente en le valle del Guadalquivir, el valle del Ebro y el litoral mediterráneo.

Clases sociales

Árabes

El grupo dominante eran los árabes, la aristocracia de la organización social Omeya, con la conquista se asentaron en los territorios más fértiles y se quedaron con las mejores propiedades que serían explotadas por población nativa. Se dedicarán a la administración, el poder judicial, el comercio y a las armas, ocupando generalmente los altos cargos de estos campos. Dentro del grupo arábigo destacan los de origen yemení y quraixita.

Bereberes

La población bereber se acabó asentando en zonas menos ricas como la Meseta Central, quedándose con las propiedades menos fértiles, sí las comparamos con el valle del Ebro, el Guadalquivir o el Levante peninsular. La mayoría de los bereberes seguían la doctrina jarachi, que predicaba la igualdad de todos los musulmanes, en contra de la primicia arábiga que imponía la población árabe. Esta cuestión fue motivo de conflicto entre las dos etnias a lo largo del periodo musulmán.
La población bereber generalmente trabajaba pequeñas explotaciones agrarias propias, aunque también se los podía encontrar trabajando en una explotación propiedad de árabes. Otras ocupaciones fueron el ejército y la vida artesanal en pequeños núcleos urbanos.

Sirios

Por otra parte tenemos a la población de origen sirio, que procedía de guarniciones del Magreb y llegaron a la península para afrontar las revueltas bereberes y fortalecer el poder musulmán frente a los francos. En términos de escala social, la población siria ocupaba un escalón intermedio entre los bereberes y los árabes, en un primer momento sirvieron de contrapeso para las demandas de estos dos grupos.
Una vez asentados ocuparon principalmente oficios militares y agrarios, no muy diferentes a los que ocupaban los bereberes, pero de éstos tenemos más presencia urbana.

Esclavos

Otro sector social eran los esclavos, en un primer momento, cautivos de guerra de Galicia, Vasconia y el sur de Francia en su mayoría. Alrededor del 750 d.C. baja el volumen de las campañas militares y los esclavos que llegaban a la península provenían del África negra y de los conflictos en la Europa central y oriental. Trabajaban en el servicio doméstico de la aristocracia, como artesanos y en propiedades agrarias de la aristocracia. Cuando un esclavo conseguía la libertad se denominaba maula, adquiría una posición muy parecida a la de los libertos de la antigua Roma. Aunque se les reconocía como libres, seguían ligados en una especie de relación clientelar, de subordinación con su antiguo amo. Hay que destacar que la conversión al Islam era un requisito o un motivo de peso para pasar de la situación de esclavo a maula

Población hispano-visigoda

Los muladitas eran población de origen hispano-godo que se convertía al Islam, en un principio, al pertenecer a la comunidad de los creyentes islámica, debían tener los mismos derechos que el resto de musulmanes. Sin embargo ya hemos visto que había grandes diferencias entre los musulmanes árabes, sirios y bereberes. Con los muladitas pasaba algo parecido, socialmente se les asimilaba al grupo de los bereberes por ser de origen musulmán reciente, aunque los que provenían de la aristocracia hispano-visigoda podía llegar a equipararse con la nobleza árabe en términos de poder.

La gran mayoría de muladitas trabajaban como siervos, en propiedades agrarias ajenas o en pequeñas propiedades agrarias propias, también realizaban oficios artesanales en las ciudades. Su conversión fue gradual, acentuándose alrededor del siglo X por la consolidación de la influencia islámica. Sin embargo en el mundo urbano no fue tan destacada porque en las ciudades al haber menos impuestos, la sobrecarga fiscal por no ser musulmán era más soportable y porque al concentrarse la población las comunidades cristianas podían vivir más cohesionadas.

Dentro de los muladitas se crearon diferencias entre los primeros hispanos que se convirtieron al Islam, llamados musallim o musallima y los conversos en las décadas posteriores.
Toda esta mezcla social trajo una hispanización cultural de población extranjera y la adopción de la cultura árabe por parte de la nobleza autóctona. Un ejemplo de esta nobleza autóctona sería la familia Banu Qasi, gobernadores de la marca norte de Saraqusta.

Dimnis

Los no musulmanes tuvieron una serie de pactos llamados “ahd” que los protegían. A los seguidores de las religiones abrahámicas se les llamaba dimnis, englobaba a cristianos y judíos. A estos colectivos se les respetaba su fe mientras ellos respetaran el Islam, pagaran impuestos, no poseyeran armas, no predicasen su fe, no impidiesen las conversiones al Islam, no se vistieran como los musulmanes y no tuvieran esclavos de fe islámica. Como podemos entender por estas prohibiciones, aunque se tolerase las otras fes del libro, se ponían las suficientes restricciones para que poco a poco se fuesen reduciendo.

De los impuestos que hemos hablado, vamos a ver dos. El primero sería la Haratxa o Jarach, un impuesto territorial que pagaban los no musulmanes, si éstos poseían pequeñas explotaciones agrarias, era más cuantioso. La mayor parte de este ingreso lo pagaban los cristianos de origen hispano, puesto que los colectivos judíos estaban en su mayoría establecidos en núcleos urbanos y no trabajaban la tierra.
El segundo impuesto era la Yizia, un impuesto personal que pagaban los no musulmanes con una edad comprendida entre los 20 y los 50 años.

Mozárabes

Este es el nombre con el que se conocía a la población hispano-visigoda bajo el dominio de Al-Ándalus que seguían manteniendo la religión cristiana. Su número fue descendiendo como hemos visto hasta ahora debido a las imposiciones socioeconómicas y la consolidación del Islam. También hubo periodos de rebelión y persecución de estos colectivos como los que hubo en Toledo y Córdoba entre el 850 y 859 d.C. que supuso que varios de estos mozárabes emigraran a los reinos cristianos del norte.
Dentro de la organización musulmana, los mozárabes tenían sus propias leyes y autoridades. Los qumis eran las autoridades civiles para los mozárabes, también se regían por las leyes visigodas y se mantuvieron cargos eclesiásticos como obispos y arzobispos que articulaban la comunidad de creyentes cristiana, eran intermediarios entre los mozárabes y el poder andalusí y llegaron a ocupar cargos administrativos y diplomáticos en Al-Ándalus.

Los judíos

Al igual que a los mozárabes, se les conocía como los dimnis que hemos visto antes. Muchas comunidades judías colaboraron con el establecimiento del poder musulmán a su llegada, en parte debido a las políticas antisemitas que hubieron durante los últimos años de los reyes visigodos frente a la tolerancia musulmana.
Eran un grupo numéricamente muy reducido, principalmente en las ciudades, que se dedicaba al comercio, la administración, oficios artesanales, finanzas y medicina. Vivían en sus propios barrios, se les permitía tener sinagogas y sus propias autoridades. Las comunidades más importantes estuvieron en Toledo, Granada, Córdoba y Lucena

La Hassa y la Fammia

Dentro de todo este entramado social podemos distinguir dos grandes clases sociales. La primera es la Hassa, la capa social dominante en la que podemos incluir a la familia Omeya, terratenientes árabes que residían en la ciudad, grandes mercaderes, altos cargos de la administración central y provincial, líderes militares y la nobleza visigoda islamizada.
La Fammia es la capa social baja, con una situación socioeconómica precaria y que soportaban la mayor presión fiscal.
Finalmente hay una pequeña capa, que hoy denominaríamos clase media. Aunque realmente pertenecían a la Fammia, estaban ligados a necesidades directas de la Hassa y por tanto gozaban de un mínimo estatus. Estamos hablando de oficios relacionados con las letras, juristas, médicos, maestros artesanales, artistas, teólogos y funcionarios intermedios.

Hasta aquí llegamos con un breve repaso de la sociedad en Al-Ándalus, sí algún lector quiere seguir leyendo sobre el tema le recomendamos El Islam de Al-Ándalus: Historia y estructura de su realidad social de Miguel Cruz Hernández y Los Mozárabes: Historia, cultura y religión de los cristianos de Al-Ándalus. También nos gustaría dejaros un artículo en el que hablamos sobre la administración de Al-Andalus.

 

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