Hace unos días comencé a leer1 Roma: El Imperio Infinito, una obra de Aldo Cazzullo, periodista de gran impacto en Italia y con una trayectoria profesional absolutamente admirable.
Roma, El imperio Infinito, es una obra de divulgación en la que Aldo nos habla ya no solo del mundo romano, sino del impacto que ha tenido a lo largo de los siglos en la cultura europea, desde los mitos de su fundación, hasta las influencias en los movimientos fascistas de mitad del siglo pasado.
Aldo sostiene que Roma es un imperio infinito, ya no solo por su capacidad de aunar culturas con el único fin de obtener una mayor gloria y expansión para la República o el Imperio, sino por su pervivencia en el imaginario colectivo, ya sea con el fin de recordar tiempos mejores, o con la intención de imitar a los antiguos romanos, que prácticamente unificaron toda Europa.
Roma, el imperio Infinito, es una obra desenfadada, cargada de rigurosidad, en la que se pretende divulgar la importancia de este periodo de más de un milenio desde la fundación de la ciudad hasta la deposición del último emperador en el año 476 d.C.
Podríamos decir que esta obra es una visión de águila sobre una historia cargada de luchas de poder, asesinatos y expansión en todos los sentidos de una forma de gobierno, de sociedad y de forma de vida. Ejemplos de esto podrían ser el caso de Espartaco, los Gracos o las guerras civiles que sufrió la República romana antes de su caída.
En todos estos casos Aldo nos da una visión general y su impacto en tiempos posteriores, por poner un ejemplo: En el caso de Espartaco, aparte de explicar las revueltas serviles, el autor nos explica su impacto en el mundo del cine de Hollywood.
En definitiva, esta obra es, y coincidiendo con las palabras de Javier Cercas, alta divulgación, sobre todo porque se propone que la ciudadanía conozca pasajes de un pasado que, aunque parezca lejano, impregna las sociedades en las que vivimos, desde Gadir hasta el último rincón de lo que hoy es Estambul.
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