Introducción al Museo de la Rioja
El museo de la Rioja se sitúa en Logroño, en el Palacio Espartero, lugar donde residió el general y político española. Como museo lo podemos enmarcar en la red de museos provinciales españoles que tienen su origen en la desamortización de Medizábal, que provocó la desprotección de muchos bienes eclesiásticos que poco a poco se fueron recogiendo gracias a las Comisiones Artísticas que surgieron en las provincias.
Como tal, el Museo de la Rioja se creó por Decreto en 1963 y no fue inaugurado hasta el 1971. El museo contiene varias obras religiosas de las desamortizaciones del siglo XIX, bienes arqueológicos de las excavaciones en la región a lo largo del siglo XX y XXI, además de bienes etnográficos y pinturas de las vanguardias.
El discurso museológico es un discurso clásico cronológico de la historia de la región, muy similar al que podríamos encontrar en cualquiera de los museos provinciales españoles, con su consecuente foco en los bienes patrimoniales de la región. Más allá del desarrollo cronológico y de la puesta en escena de las piezas, hay que destacar la presencia a lo largo del recorrido de unos videos cortos introductorios al inicio de cada época y la presencia de unas pantallas táctiles interactivas para ampliar información sobre determinados temas y juegos de preguntas muy entretenidos.
Un museo para todas las épocas
El recorrido empieza por la prehistoria, a través de la muestra de los diferentes útiles encontrados en la Rioja de una forma un tanto sistemática, haciendo hincapié en explicaciones de algunas piezas en concreto relacionadas con la revolución neolítica.
Más interesante resulta la siguiente sección dedicada a la Edad de los Metales (cobre, bronce y hierro) en la que se nos explican varios factores socioeconómicos que se desarrollaron durante el periodo como los metales encontrados, su procedencia, la dificultad local para producir bronce, los enterramientos en campos de urnas, la estructuración social y las diferentes culturas que habitaron la Rioja durante ese periodo. Cuando visitamos el museo fue de las secciones que más nos gustaron por su orientación didáctica sobre unos temas muy bien seleccionados para dar a conocer los rasgos más importantes de un periodo tan desconocido.
A continuación, nos encontramos con la época romana, con abundantes piezas arqueológicas de carácter urbano, doméstico y de uso personal. No hay que olvidar que en la región de la Rioja se encontraba la ciudad romana de Vareia, primer punto del rio Ebro navegable, que conectaba las mercancías del norte de la península con todo el valle del Ebro y a partir del puerto mixto fluvial-marítimo de Dertosa (Tortosa) con el resto del mar Mediterráneo.
Después de esto se nos habla de la alta edad media en la Rioja a través de los bienes arqueológicos que se encontraron en el territorio y después tenemos un recorrido desde la plena edad media hasta el Romanticismo a través del arte, principalmente religioso ya que la gran mayoría de pinturas, retablos y esculturas provienen de inmuebles eclesiásticos de la región ya sea fruto de las desamortizaciones del siglo XIX o bienes que han sido trasladados al museo posteriormente para su mejor conservación y protección.
Muy curiosa es la sección que tenemos a continuación que trata la vida cotidiana del mundo rural riojano, que podríamos enmarcar en alguna época en concreto, pero realmente son bienes etnográficos previos a la mecanización del mundo rural. Abundan aperos de labranza y objetos domésticos que nos hablan del día a día de las clases populares. Personalmente me gusta mucho cuando en un museo de estas características se exponen este tipo de bienes porque nos muestran una faceta de la historia que sería la más común de sus protagonistas. Sino parece que el recorrido histórico son una serie de objetos encontrados en yacimientos y a partir de la edad media, pinturas, esculturas y retablos. Estos objetos consiguen romper la monotonía que podríamos tener llegados a este punto después de ver varias salas de evolución del arte religioso.
Finalmente, las últimas salas tratan el arte impresionista y de las vanguardias, tanto de autores locales como de autores que ha realizado obras relacionadas con la Rioja y que han acabado en el museo. Este tipo de secciones se encuentran en muchos de los museos provinciales y sirven para romper una lanza a favor de los autores más locales, más desconocidos, frente al conjunto de nombres de pintores famosos que a todos nos vienen a la cabeza cuando oímos hablar de algunos de los -ismos del siglo XX.
Valoración
En conclusión, el Museo de la Rioja es un museo de discurso clásico, correcto y cuidado, muy interesante para quien quiera conocer el desarrollo de los siglos en una región que habitualmente solo conocemos por su industria vinícola. Además, como hemos comentado, en varios puntos consigue desmarcarse de los museos de otras provincias, aunque sea tímidamente, se agradece la apuesta por nuevas formas museográficas dentro del entorno de los museos provinciales españoles que por lo general tienen discursos y presentaciones un tanto anticuados.
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