Man in the high Castle

Hace unas semanas terminé de ver Man in the high Castle, no era la primera vez que la veía, pues la empecé en 2019 y la acabé dejando por imposible, sin embargo, como el aburrimiento es extremadamente pesado en días de frío, le di una segunda oportunidad. 

Man in the high Castle es una adaptación televisiva de la novela con el mismo nombre de Philip Dick, autor de novela de ficción realmente influyente en el siglo XX estadounidense. 

Aunque la novela sea del siglo pasado, sigue siendo tremendamente innovadora, pues al final nos sitúa en una distopía en la que el Eje gana la Segunda Guerra Mundial y se reparten el mundo entre dos superpotencias, los nazis y los japoneses. 

Aunque esta victoria fue total en el campo militar, la resistencia todavía está activa, llevando a cabo atentados y creando películas para ganar adeptos a su causa. 

En sus cuatro temporadas, Man in the high Castle desarrolla una crítica al totalitarismo y al militarismo, pues los desarrolla hasta sacar a relucir sus deficiencias y contradicciones. Prácticamente toda la serie se desarrolla en los EE.UU, por lo que podemos ver como se implantaron ese régimen en un territorio ajeno a Europa.  

Las contradicciones del sistema están latentes en personajes como John Smith o su mujer, cuyas vidas se ven profundamente perjudicadas por las ideas que defienden. El exterminio de personas “defectuosas”, la persecución de judíos y el exterminio del bolchevismo serán ideas que estarán latentes durante toda la serie. 

El exponer de manera transversal las bases de esos sistemas totalitarios, queda claro que la propaganda es fundamental para el control de la sociedad, creando un muro solido de convicciones que sea difícil de derribar, incluso frente a las películas clandestinas. 

Pese a ese muro, la serie también los muestra la capacidad de resistencia y la necesidad de pensar diferente por parte de ciertos miembros de la sociedad en un contexto tan adverso para la libertad y la democracia. 

A mi juicio, respecto a los personajes, John Smith es el más interesante por su interpretación, pues su papel quizá es el más profundo y, desde luego, el más difícil de desarrollar. 

Los personajes de la resistencia también son realmente dinámicos debido a sus constantes cambios y adaptación a las situaciones, que según vayan aumentando la represión, se van a ir tornando más difíciles.  

Por último, decir simplemente que me ha parecido una buena serie. Quizá no engancha desde el principio, sin embargo, es realmente profunda en sus críticas a las dictaduras y su control sobre la sociedad.  

En definitiva, una serie necesaria en un contexto en el que las democracias vuelven a estar amenazadas, quizá no por los mismos antagonistas, pero si por otros igual de peligrosos. Si quieren leer más reseñas sobre series o libros, puede hacer clic aquí.

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