En el artículo de hoy hablaremos de la guerrilla antifranquista en Asturias. El 19 de julio de 1936 volvían a sonar trompetas militares en Asturias al son del alzamiento de las tropas españolas de Marruecos. Va a ser Oviedo el único punto que, gracias a la traición del Coronel Aranda, caerá en manos sublevadas. Sin embargo, Gijón, la otra gran urbe asturiana, resistió las arremetidas de las unidades alzadas. Tras los primeros meses de guerra, no será hasta los meses de verano de 1937 cuando el teatro de operaciones se movió al norte de la Península. Tras la caída de Santander el 26 de agosto, Asturias quedó como único bastión de este frente para los republicanos. Los combatientes que sobrevivieron se replegaron hacia esta zona para protagonizar intensas batallas como la de la Sierra del Cuera o en el Mazucu. Finalmente, el 21 de octubre de 1937 cae Gijón y Avilés, últimas posiciones de zona astur. Así es como se comenzó a gestar la guerrilla antifranquista en Asturias.
La etapa de los huidos o emboscados en Asturias: un mosaico mayoritariamente socialista.
La ocupación total por parte del ejército franquista, ocasionó que un gran número de personas se echaran al monte para salvar sus vidas, huyendo de la represión que se avecinaba. En el caso de Asturias, los huidos tendrán una mayor representación cuantitativa en los montes comparando con otras zonas del territorio nacional en estos primeros años. La razón radicaba en los sucesos revolucionarios de 1934, teniendo muchos de ellos antecedentes en estas jornadas. García Piñeiro, en su magnífica y completa obra, nos divide este gran mosaico en cuatro zonas: la marina occidental, el vértice suroccidental, el oriente y la zona central. Serán las cuencas mineras del centro, como Peñamayor y Polio o el límite con el territorio cántabro, los lugares donde habrá mayor actividad. En la parte occidental, lugar de encuentro entre emboscados gallegos y leoneses, destaca la cuadrilla de Florentino Rodríguez Pico “El maestro de Villamerín”, quien rondó con sus hombres las zonas de Llanelo y Villauril. La zona central, reducto de los más carismáticos huidos de la década de los años 40, será el baluarte de brigadas como la de “Los Caxigales”, Manuel y Aurelio Díaz González en Peñamayor. Mientras, en zona oriental, con continua comunicación con los guerrilleros cántabros, destacamos al grupo liderado por Fernando Prieto Moro “Alegría” en Onís.
El enfrentamiento político interno en la guerrilla antifranquista en Asturias
El año 1943 será una fecha clave para los huidos que quedaban en los montes de toda España. Las organizaciones de izquierda en el exilio, sobre todo el PSOE y el PCE, comenzaron a tomar contacto con los emboscados y otras personalidades para reconstruir sus estructuras en la clandestinidad. Se crearán organismos como la Unión Nacional Española (UNE), por parte de los comunistas o la Alianza Nacional de Fuerzas Democráticas (ANFD) con representación de socialistas, republicanos y anarquistas. Los medios para conseguir una misma meta, la caída del régimen de Franco, no fue la misma. Los primeros tomaron una vía ofensiva por medio de diversas acciones de sabotaje, siendo el último hito la operación “Reconquista de España” o la Invasión del Valle de Arán en el año 1944. Por su parte, los socialistas tentaron a la suerte de forma defensiva, donde los huidos tendían que esperar sin realizar ningún tipo de actividad, sobreviviendo con la ayuda procedente del partido.
En esta etapa en Asturias va a ser realmente importante el PSOE debido a que gran parte de los emboscados serán simpatizantes o afiliados a este partido. La primera estructura que se crea con vista a una posible reorganización será el Comité de Milicias Antifascistas en agosto de 1943, el cual tenía como objetivo coordinar a todos los huidos de la zona. Esta tenía dos cabezas visibles, los socialistas Arístides Llaneza y Manuel Fernández Peón “Comandante Flórez” y el comunista Baldomero Fernández Ladreda “Ferla”. Sin embargo, esta primera unión cayó en balde debido a las diferencias tácticas antes comentadas. Las redadas de 1945 y 1946 van a ser un punto de inflexión para los planes del PSOE en Asturias, certificándose multitud de detenciones, torturas, asesinatos y exilios. Esto precipitó una caída mucho mayor en mayo de 1947 y los propios guerrilleros de esta línea van a tener que arreglárselas para reestructurar la organización. Para ello sustituyen el Comité del Monte por la Comisión Ejecutiva de la Federación Socialista Asturiana, siendo elegido como líder el carismático José Mata. No obstante, este paso no servirá de solución a la ya de por si situación de pasividad de los huidos socialistas y en 1948, con la esperanza perdida para derribar a Franco, se pone en marcha la “Operación trasplante”, maniobra para sacar de los montes hacia Francia a los guerrilleros socialistas. El 23 de octubre de 1948 el embarque se realizó con éxito en las playas de Luarca, recogiendo a 29 personas, entre ellas importantes nombres como Marcelino Fernández Villanueva “Gafas” o César Ríos, pero también dejando a otros muchos aislados y sin esperanza.
Si tomamos como referencia los movimientos del PCE, la entrada de Antonio García Buendía “Carlos”, enviado por el partido para contactar con los huidos, significará un primer acercamiento de estos a la UNE. Las redadas de 1944 también van a hacer mella en el entramado comunista y a partir de este año el centro de operaciones se trasladará a la zona del Nalón, dirigiendo las acciones “Ferla” y apoyado por Constantino Zapico “Bójer” y Manolo “Caxigal”. En 1946, se creará la Agrupación Guerrillera de Asturias y el partido desde Francia enviará personalidades “para imponer los designios de Santiago carrillo y así retomar el control de la organización. Será esto lo que produzca una gran brecha dentro de los emboscados: de un lado, los guerrilleros “franceses” enviados por el PCE para dar instrucciones representados, sobre todo, en el Comité Regional; por otro lado, los efectivos autóctonos, quienes no quieren ser sometidos a los designios de alguien de fuera, agrupados en el Comité Provincial. Todo se dirimió con la victoria de los primeros frente a los segundos seguido de fuertes tensiones, depuraciones o expulsiones como la sustitución al frente de la guerrilla de “Ladreda” por tener una actitud muy defensiva cercana a la línea socialista y ser contrario a la táctica seguida por Carrillo. La caída de 1946 volvió a ser determinante para el destino de la lucha guerrillero, así los dos años siguientes van a ser los propios emboscados quienes van a tomar la iniciativa, apoyados por los enlaces, subrayando a huidos como los hermanos Castiello, “Bójer” o Manolo “Caxigal”. A partir de este momento, la resistencia del oeste y centro de Asturias se dividirá en tres Brigadas bien diferenciadas: la Manolín, liderada por Manolo “Caxigal”; la Zapico, liderada por “Bójer”; y la Requejo. Estas tendrían que estar constituidas por cuatro grupos de unos seis guerrilleros cada uno, siendo el más importante el de Peñamayor con hasta diez.
Ocaso y final de la guerrilla antifranquista en Asturias.
Una reunión a dos bandas entre Dolores Ibárruri, Francisco Antón y Santiago Carrillo con Stalin en 1948, supondrá un punto de no retorno para la lucha guerrillera en España. El líder soviético, vislumbrando una situación crítica en las relaciones internacionales, aconsejará al PCE abandonar la táctica ofensiva de lucha en los montes y sustituirla por el “entrismo”, esto es, la acción de la masa obrera en las instituciones del régimen, como el Sindicato Vertical. A estas circunstancias se le sumará la cada vez mayor presión policial y a las infiltraciones de las fuerzas del orden. Quizás el hito más famoso en el principio del fin de la guerrilla antifranquista en Asturias será el desembarco de armas en diferentes playas de la costa asturiana, plan urdido por parte de los servicios de policía franquista, llamado por el investigador García Piñeiro “la caravana de la muerte”. La situación de desconfianza y roces antes descrita entre los emboscados produjeron una brecha entre los que querían acudir a esta cita y los que no. La cita se programó para el 27 de enero de 1948 en cinco enclaves diferentes: Soto de Dueñas, Puente Nuevo, San Antolín, La Venta del Cruce y Santo Emiliano. Los envíos de San Antolín y Soto de Dueñas, fracasaron ya que las sospechas de los líderes Manolo “Caxigal”, Avelino Sirgo y algunos guerrilleros cántabros, hicieron que finalmente no asistieran. El resto de desembarcos se saldaron con unos 25 a 30 guerrilleros y colaboradores asesinados, detenciones y caídas, quedando solo unos 24 guerrilleros totalmente desmoralizados en los montes asturianos.
El PCE se guardó una última bala para intentar reconducir la situación después del desastre, enviando para ello a Luis Montero Álvarez “Sabugo” con el objetivo de “recuperar el control de la organización”. El clima de confusión y desconfianza creció más tras el episodio de la “caravana de la muerte” y el envío de más personas desde Francia fue visto con malos ojos. “Sabugo”, al ver la situación de descomposición en las filas de los resistentes, comenzó a desviarse de los designios del partido y en 1950 fue liquidado por sus propios correligionarios por mandato del PCE. Desde el Politburó se envió al llamado “grupo de los nueve” (aunque parece ser que fueron ocho) para seguir con la tarea de reorganización comenzada por el malogrado “Sabugo”.
Los huidos, al conocer de la noticia, se reunieron para decidir y debatir sobre el recibimiento o no de los “franceses”, provocando luchas que terminaron con la separación de Marcelino Fernández Fernández “Maricu”, Andrés y Mario Llaneza Rozada “los Gitanos”, Manuel Fernández Fernández “Peque” o Ignacio Alonso Fernández “el Raxau”, entre otros. A partir de 1950, el partido y los guerrilleros protagonizarán la ruptura final y las bajas comenzaron a sumarse: Manolo “Caxigal” en 1950 o “los Gitanos” en 1952. El 14 de octubre de 1952, Ramón González González “Ramonón”, último superviviente de la guerrilla antifranquista asturiana, se quitará la vida ante el acoso de las fuerzas del orden. Así fue como terminó la experiencia de la guerrilla antifranquista en Asturias.
BIBLIOGRAFÍA
- GARCÍA PIÑEIRO, Ramón. “¿Resistencia armada, rebeldía social o delincuencia? Huidos en Asturias (1937-1952)” en ARÓSTEGUI, Julio y Marco, Jorge (Eds.). El último frente. La resistencia armada antifranquista en España 1939-1952. Madrid: Los libros de la Catarata, 2008. pp. 232-258.
- GARCÍA PIÑEIRO, Ramón. Luchadores del ocaso. Represión, guerrilla y violencia política en la Asturias de Posguerra (1937-1952). Oviedo: KRK ediciones, 2015.
- RODRÍGUEZ MUÑOZ, Javier. La Guerra Civil en Asturias. Oviedo: Editorial Prensa Asturiana, 2007
- SERRANO, Secundino. Maquis, historia de la guerrilla antifranquista. Madrid: Ediciones Temas de Hoy, 2001 (7º edición).
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